viernes, 10 de septiembre de 2010

Alveolitis alérgica, enfermedad transmitida por las palomas

También conocida como enfermedad del “pulmón de la paloma”, es una de las zoonosis más importantes. Los signos clínicos son causados por una capacidad pulmonar reducida debido a una reacción de hipersensibilidad de las plumas o polvo fecal usualmente por la exposición de un individuo, como cuando limpia una caseta de las palomas. Los síntomas se presentan en un periodo corto, incluyen tos, dificultad para respirar, fiebre, y escalofríos. Si la exposición cesa en este punto, los síntomas se resuelven, pero una exposición más prolongada puede causar intolerancia al ejercicio, pérdida de peso, lesiones en el pulmón y fibrosis pulmonar que reduce el intercambio gaseoso. Los pacientes diagnosticados deben dejar de convivir con las palomas. La severidad de la enfermedad puede ser disminuida utilizando una mascara mientras se limpian las jaulas o bañan las aves, e instalando sistemas de purificación del aire. La alveolitis alérgica puede desarrollarse tan rápido como en dos años, pero suele tomar también de 10 a 20 años.

Leptospirosis, enfermedad transmitida por los toros y bisontes

La leptospitosis es una enfermedad bastante desconocida para el público en general, y sin embargo se considera una zoonosis mayor por la gravedad que puede generar en el ser humano (un síndrome febril que continúa con procesos renales y meningíticos), más que por su frecuencia. Está producida por una bacteria llamada leptospira interrogans capaz de infectar especies animales como los toros y bisontes y otros bóvidos. Se considera una enfermedad profesional, debido a que el contagio se da por contacto directo fundamentalmente con la orina de un animal infectado, su leche o con material de un aborto, en el caso de los mamíferos hembras. Así, los veterinarios, personal auxiliar en clínicas y matarifes pueden ser afectados. Su manifestación está representada por tos seca, náuseas, vómitos y diarrea, dolor óseo y conjuntivitis. Para su cura, se pueden administrar penicilinas y tetraciclinas, y a fin de prevenir la enfermedad, se aconseja evitar las áreas de aguas estancadas, especialmente en los climas tropicales.

Fiebre de Query, enfermedad transmitida por los caballos

Es una infección bacteriana que puede afectar a los pulmones, el hígado, el corazón y otras partes del cuerpo. Esta enfermedad se encuentra en todo el mundo y el caballo es su reservorio natural, junto con los camellos, cerdos, búfalos de agua y garrapatas. La fiebre de Query es causada por la bacteria coxiella burnetii, y los animales infectados la esparcen en los productos del parto, los excrementos, leche y orina. Las personas que encuentran un riesgo más alto de contraer la enfermedad son: los empleados de laboratorios que trabajan con esta bacteria, los que trabajan con ganado bovino y lácteos y los veterinarios. Su sintomatología se manifiesta alrededor de los 20 días después de la exposición a la bacteria y presenta dolor torácico al respirar, heces del color de la arcilla, tos, fiebre, dolor de cabeza, ictericia y escalofríos. La fiebre de Query se diagnostica con un examen de sangre y su tratamiento principal está basado en antibióticos. Se recomienda la doxiciclina para tratarla en su estado inicial.

Cisticercosis, enfermedad transmitida por cerdos

La cisticercosis es una enfermedad causada por la larva de taenia solium, que se encuentra en la carne infectada de los cerdos. El hombre, cuando ingiere carne de chancho con huevos de esta especie de gusano, desarrolla su propia tenia solium, ésta se convierte en un parásito que puede vivir con el hombre muchos años. En realidad, lo que representa peligro son sus huevos, que son eliminados junto con las heces fecales del ser humano contaminado, por ejemplo, en el contacto ano-mano-boca, o al beber agua de ríos con cisticercos, no olvidemos que en los campos, por falta de letrinas, los hombres depositan sus heces en las orillas de los ríos. Así, la persona se infecta, incluso, de su propia materia fecal si no se lava las manos tras ir al baño. Una vez en el organismo, los cisticercos se reproducen y generan lesiones en los músculos, los intestinos y el cerebro, en este último provocan la muerte cuando se han reproducido en magnitud. La mejor forma de prevenirla es el aseo y la cocción eficaz de carne de cerdo. No debe ser confundida con la triquinosis, que tiene otras características y otro parásito.

Picadura de víboras, enfermedad transmitida por las serpientes venenosas

Ocurren cuando una serpiente muerde la piel de un ser humano y son emergencias médicas si ésta es venenosa, debido a que pueden causar la muerte si no se tratan de manera rápida. Debido al tamaño pequeño de sus cuerpos, los niños tienen el mayor riesgo de muerte o de complicaciones. Las mordeduras de serpientes venenosas peligrosas son las de la cobra, víbora cobriza, coral, mocasín de agua y cascabel. Los síntomas pueden abarcar: sangrado de la herida, visión borrosa, ardor en la piel, convulsiones, diarrea, mareos, desmayo, fiebre, sed y debilidad hasta llegar a la muerte. Cuando un hombre es atacado, hay que calmarlo, restringir su movimiento y mantener el área afectada por debajo del nivel del corazón para reducir el flujo del veneno y llamar con urgencia al médico. De ser posible, se deben controlar los signos vitales de la persona, como temperatura, pulso, ritmo respiratorio y presión arterial. Como forma de prevención, se debe evitar áreas donde las serpientes se puedan esconder, como bajo las rocas y troncos.

Histoplasmosis, enfermedad transmitida por pollos y gallinas

Algunos hongos prefieren crecer en el suelo enriquecido con heces de pollo, y el histoplasma capsulatum es uno de ellos. Los gallos, pollos y gallinas no son susceptibles a la infección, pero los humanos sí pueden contraer histoplasmosis, también los gatos, perros, bovinos, caballos y otros mamíferos salvajes. Su periodo de incubación es de 7 a 14 días. La mayoría de los casos en humanos son asintomáticos, pero cuando avanza, ésta puede ser manifestada de tres formas: daño pulmonar (escalofríos, dolor de pecho, tos, malestar y fiebre); daño pulmonar crónico, cuando aparece la tuberculosis; y diseminación, caracterizada por una tos productiva con mucha saliva. Esta última puede ser fatal si no se trata. La transmisión ocurre por inhalación de las esporas producidas por el crecimiento del hongo en las heces de los pollos. Para prevenirla, se recomienda humedecer el área y utilizar una mascara o un respirador cuando se trabaje en áreas sospechosas. Aunque esta enfermedad esta asociada con las aves, no es una zoonosis porque el reservorio es el suelo y no las aves.

Micobacteriosis, enfermedad transmitida por peces de acuarios

Los peces de acuario son mascotas de tenencia habitual por su fácil mantenimiento y bajo costo. Sin embargo, debe considerarse su posibilidad de transmitir una enfermedad cuando el ser humano presenta lesiones cutáneas. El mycobacterium marinum puede constituir la principal causa. Por un lado, los patógenos se hallan en agua fresca y agua salada de los acuarios, y por otro, en las baldosas de las piletas de natación. Pueden originar úlceras cutáneas cuando una persona con lastimaduras limpia pescados, o los denominados "granulomas de las piletas de natación", que son lesiones papulares pequeñas en las manos. El diagnóstico se basa en la observación de los bacilos ácido-alcohol resistentes. Los peces pueden tener las mismas lesiones, en ese caso deben ser sacrificados y la pileta o el acuario deben limpiarse con lavandina. Las infecciones persistentes pueden requerir tratamiento con minociclina (100 miligramos, dos veces por día durante 6 a 8 semanas).

Espirilosis, enfermedad transmitida por los ratones

Históricamente, las ratas han estado relacionadas con enfermedades graves. No obstante, el problema en la actualidad se limita a las especies salvajes y no a las domésticas. La espirilosis o fiebre por mordedura de ratas, cada vez más frecuente, es causada por el streptobacillus moniliformis, el mismo que puede transmitirse por mordedura, contacto o consumo de agua o comida contaminada con heces de ratones. Los portadores contagiados experimentan fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y mialgias. En casos más severos se observa poliartritis, molestias en el corazón, abscesos y complicaciones respiratorias y gastrointestinales. La enfermedad se diagnostica sobre la base de una muestra sanguínea del sector de la mordedura, o, en los casos de ingesta de heces, un cultivo del microorganismo. El tratamiento consiste en la administración de penicilina. Con respecto a su prevención, se recomienda controlar la población de los roedores y proteger los alimentos y agua que puedan estar en contacto con ellas.

Salmonelosis, enfermedad transmitida por las tortugas

Las tortugas son portadores de la salmonella, que habita en la flora bacteriana de sus intestinos sin producirle molestias. La infección por esta bacteria es grave y puede llegar a ser fatal en niños pequeños y personas inmunosuprimidas. Como dato, aproximadamente un 90 por ciento de los reptiles son portadores de salmonella, y a la vez que hay una tendencia de tener tortugas como mascotas, crece también la posibilidad de contraer esta enfermedad. El ser humano se infecta al estar en contacto, directa o indirectamente, con la materia fecal del reptil infectado. En las personas provoca una gastroenteritis que no reviste importancia en los adultos (náuseas, dolor abdominal y diarrea). Sin embargo, los niños de menos de 5 años, los ancianos y las personas inmunosuprimidas son más propensas a desarrollar una afección grave, incluyendo complicaciones como la meningitis. La vía de prevenir su contagio es evitar el contacto con éstos reptiles, otra forma es la higiene.

Linforreticulosis, enfermedad transmitida por los gatos)

El rol de los gatos en la transmisión de la linforreticulosis está bien establecido, pues éstos representan el principal reservorio de bartonella henselae, en los felinos, la infección es adquirida en los primeros meses de vida y una vez superada la etapa aguda, que puede causarles fiebre, letargia, linfoadenopatía regional, gingivitis, uveítis, lesiones renales y cardiacas, los gatos no manifiestan signos de enfermedad posteriores pese a tener al agente infeccioso por un tiempo prolongado. La transmisión a seres humanos se produce a través del arañazo o mordedura, por lo que el mal también se denomina “enfermedad por arañazo de gato”, y se caracteriza por el desarrollo de una pápula en el sitio de la mordedura o arañazo, seguida de linfodenopatía (hinchazón de la piel) que puede tardar de 1 a 2 meses en remitir. Habitualmente no requieren mayor tratamiento, aunque en ocasiones las pápulas pueden requerir aspiración en caso de supuración. La identificación de bartonella en humanos puede realizarse a través de su cultivo.

Leishmaniasis, enfermedad transmitida por los perros

La leishmaniasis es una enfermedad infecciosa provocada por un parásito denominado leishmania. Su fuente de infección son los perros y otros mamíferos salvajes. Los hombres pueden contagiarse si reciben picaduras de una mosca de la arena que haya picado anteriormente a un perro infectado. El mal también puede transmitirse de madres a hijos a través de transfusiones de sangre o agujas infectadas. La leishmaniasis cutánea es la variante más frecuente de la infección, y sus síntomas son úlceras en la piel de la cara, brazos y piernas, que pueden dejar cicatrices permanentes. La leishmaniasis visceral es la forma más grave, siendo mortal casi en la totalidad de los casos si el enfermo no recibe el tratamiento adecuado. Los síntomas incluyen fiebre, pigmentación de la piel, pérdida de peso y alteración de los componentes sanguíneos. Ningún fármaco ni vacuna se ha mostrado eficaz en la prevención de la enfermedad, por lo que es necesario utilizar otras medidas como evitar estar al aire libre en las horas de máxima actividad de la mosca de la arena (anochecer y amanecer) o aislamiento de la cama con mosquiteros tupidos impregnados de permetrina.

Brucelosis, enfermedad transmitida por camellos

La brucelosis es una la enfermedad crónica que afecta a los camellos, pero también a otros animales como las ovejas, cerdos, cabras y hasta búfalos infectados por la bacteria brucella. Se transmite a los humanos por la ingestión de alimentos contaminados como leche, quesos contaminados o carne mal cocida; por contacto directo con animales enfermos o sus productos, tal es el caso del faenamiento, desposte, sangre, orina; descargas vaginales, fetos abortados o placentas de animales infectados. La brucelosis afecta a los aparatos reproductivos de machos y hembras contagiadas, a los que les provoca fiebre recurrente, aborto, retención de placenta y problemas de fertilidad; en tanto que en el ser humano se manifiesta con fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolor abdominal, dolor de espalda, pérdida del apetito e hígado agrandado. Los antibióticos se utilizan para tratar y prevenir la reaparición de la infección. En caso de haber complicaciones, puede ser necesario utilizar una terapia más prolongada. La medida preventiva más importante es comer queso y beber leche únicamente pasteurizados.

Tuberculosis, enfermedad transmitida por las vacas

La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa, crónica y endémica que es causada por el mycobacterium tuberculosis, en los seres humanos, y el mycobacterium bovis, en las vacas. El reservorio de la bacteria es, principalmente, el hombre y en algunas zonas el ganado vacuno enfermo. De esta manera, el modo de transmisión es la exposición a gotillas suspendidas en el aire que provienen de la tos de las personas contagiadas. Asimismo, la tuberculosis bovina puede afectar al hombre mediante su contacto con vacas enfermas, por lo que suele transmitirse a los trabajadores del campo. El sitio usual de la enfermedad son los pulmones, pero otros órganos pueden estar involucrados, tal es el caso del revestimiento del corazón (pericardio), la cavidad abdominal (peritoneo), la laringe, el bronquio, los ganglios linfáticos cervicales, los huesos y las articulaciones, los ojos, el estómago, el intestino delgado, el revestimiento del cerebro y médula espinal (meninges) y la piel. Su remedio está basado en medicamentos como la pirazinamida y la isoniazida (INH).

Psitacosis, enfermedad transmitida por los loros

Denominada también “fiebre del loro”, la psitacosis afecta al sistema respiratorio y está originada por una cepa de la chlamydia psittaci. Con frecuencia, se considera una patología laboral entre criadores de palomas, granjeros, propietarios de pericos y empleados de plantas de procesamiento de aves de corral. Los plumíferos afectados con psitacosis suelen presentar diarrea, síntomas respiratorios y debilidad que pueden ser tratados con antibióticos. En el hombre, se transmite mediante las partículas de polvo, cuando se manipulan aves contagiadas. No se conoce ningún caso de infección sólo por consumo de las aves; al parecer, el agente responsable es destruido durante la cocción. Así, la persona experimenta escalofríos, fiebre, dolor de garganta, cefalea, pérdida de apetito, náuseas, vómitos y neumonía. Para su tratamiento se utilizan antibióticos del tipo de las tetraciclinas. Una forma de prevenir el contagio es evitar el contacto con pericos sospechosos de tener esta enfermedad.

Antrax, enfermedad transmitida por las ovejas

Es una infección bacteriana que en estado normal o natural ataca especialmente a las ovejas, cabras y caballos; pero también afecta a los humanos cuando se exponen a animales infectados o tejidos de animales infectados, por eso se convierte en un riesgo para veterinarios, agricultores y obreros que procesan pelo o hueso. Es endémico en países de Sur y Centroamérica, Europa del Sur y Oriental, Asia y África, y es causado por el bacillus anthracis. Además de la transmisión cutánea, por contacto con pieles de animales enfermos, se adquiere también por inhalación de esporas en procesos industriales, como curtir pieles y procesar lana, o por la ingestión de carne contaminada sin cocinar. En el hombre se manifiesta a manera de protuberancias debajo de la piel, que pueden ser del tamaño de una arveja o como una pelota de golf. Éste crece con mucha rapidez, tiene pus y forma costras. Para su prevención, las manos siempre deben lavarse muy bien después de tocar un ántrax, y los paños y toallas no se deben reutilizar ni compartir.